Ofensas sin intención, artículo de opinión
artículo de opinión de Juan Carlos García Sala.
6 Feb, 2025

Hace unos meses escribía un artículo sobre la tolerancia titulado «Fina Piel». En él hablaba sobre los chascarrillos, chistes o frases hechas que, hasta no hace mucho, se utilizaban de manera habitual y recurrente sin que nadie se ofendiera ni les prestara más atención de la que tenían. Sin embargo, la sociedad ha cambiado, y con ella, la sensibilidad ante ciertos comentarios.

El pasado 11 de enero se celebró en Torrevieja la primera Gala de la Cultura, presentada por el televisivo Luis Larrodera. Esta gala desató una serie de polémicas debido a algunas frases y expresiones jocosas, presuntamente de mal gusto y, para algunos, no exentas de connotaciones despectivas hacia ciertos colectivos. Dichas expresiones estaban incluidas en el guión que el bueno de Luis preparó para conducir la gala.

Horas después, en redes sociales aparecieron numerosos artículos y opiniones criticando la falta de empatía y sensibilidad social del presentador. Frases tópicas y algún que otro chiste rancio que, años atrás, habrían despertado risas, hoy caminan por terrenos pantanosos.

Imagino que Luis Larrodera, con sus 51 años, habrá escrito y leído suficientes guión como para no dudar de su profesionalidad ni de su decoro, educación y empatía. Sin embargo, es posible que no contara con que en los patios de butacas actuales hay personas que, además de disfrutar del espectáculo, radiografían no solo el fondo, sino también las formas de lo que se dice.

Un cambio generacional en la percepción del lenguaje

Los que tenemos una cierta edad venimos de una educación en la que la sociedad se regía por paradigmas diferentes a los actuales. No era difícil encontrar conversaciones que incluyeran frases recurrentes que hoy son consideradas malsonantes y fuera de contexto. Antes, se utilizaban sin remilgos para reforzar los comentarios. Expresiones como «trabajas como un negro», «vas hecho un gitano», «trabajo de chinos», «mari… el que no baile» o el manido «mecachis (formato suave) en los moros» eran comunes y, aunque afortunadamente cada vez se escuchan menos, aún persisten en algunos sectores de la sociedad.

Estas frases, interiorizadas durante generaciones por cultura, historia y tradición, no solían causar extrañeza a quien las decía ni a quien las escuchaba. Sin embargo, el mundo ha evolucionado y, aunque estas expresiones van desapareciendo, todavía hay quienes pretenden hacer de ellas su bandera.

Luis Larrodera quiso adornar su presentación con algunas comparaciones y chistes que, en otros escenarios, podrían haber pasado desapercibidos por su cotidianidad. No obstante, en una Gala de Cultura quizás debió analizar más detenidamente su discurso para evitar incomodar a una parte de la audiencia que, por su juventud, ya está en otro plano de tolerancia al que muchos debemos evolucionar y acostumbrarnos, aunque nos cueste. Un caso similar le ocurrió a la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada, quien en una presentación le dijo a una persona que iba vestida «como un gitano». Aunque pidió disculpas de inmediato, su subconsciente la traicionó.

Una sociedad en constante cambio

Son muchos años de aceptación involuntaria de ciertos comentarios, y nos cuesta desterrarlos. Aun así, seguimos siendo una sociedad machista, racista y homófoba, aunque parezca duro de admitir. Nos repiten constantemente que en 2025 estas cosas ya no ocurren, pero la realidad nos demuestra lo contrario.

Basta con acudir un domingo a un campo de fútbol de cualquier categoría para escuchar los insultos más bajos, especialmente si el futbolista es negro, árabe o asiático, y mucho peor si el árbitro es una mujer. Solo hay que observar las redes sociales y los improperios que, amparados por el anonimato de perfiles falsos, se profieren contra figuras como Jenni Hermoso, quien, después de haber sido víctima de un claro abuso, ha tenido que soportar insultos y críticas. Lo más preocupante es que muchas de estas agresiones verbales provienen de otras mujeres que, en lugar de solidarizarse, la culpan de la situación.

Otro caso reciente es el de Karla Gascón, la actriz trans aspirante a un Oscar, cuya imagen ha sido objeto de una brutal campaña de desprestigio y boicot, evidenciando que, aunque se hable de inclusión, hay sectores que no han conseguido pasar del siglo XIX.

Reflexión final

Desde aquí, un saludo a Luis Larrodera por su espontaneidad. Que esto le sirva como aprendizaje para futuras actuaciones. Por mi parte, estás perdonado.

Juan Carlos García SalaTodo Torrevieja

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